Padre nota que hija de 14 años recibe regalos costosos de hombre desconocido – Historia del día

Un padre preocupado se da cuenta de que su vulnerable hija de 14 años recibe obsequios costosos y conoce a un hombre extraño.

Oliver Fernández era un padre amoroso y atento, pero aun así le tomó más de un mes darse cuenta de que algo estaba pasando con su hija Carla. Cuando tenía catorce años, la jovencita era encantadora, dulce y brillante, pero todavía era una adolescente.

Como todas las chicas de su edad, le molestaba mucho que su padre intentara “interferir” en su vida. Por eso Oliver y su esposa Gabriela le daban una relativa libertad a su hija.

Los padres permanecían atentos a los problemas, y aun así los problemas llegaron de la manera más inesperada.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Todo se descubrió porque la hermana fanática de la moda de Oliver, Rita, fue a cenar a casa de su hermano. La mujer estaba sentada charlando con Oliver y Gabriela cuando Carla entró con su bolso al hombro. Besó a su tía y se apresuró a subir las escaleras para asearse.

Oliver notó que Rita estaba mirando a su hija con el ceño fruncido. “¿Qué pasa, hermana?” preguntó.

“Es un bolso Birkin antiguo”, dijo la mujer. “¿Desde cuándo compras bolsos tan caros a tu hija?”.

“Eso es una imitación”, dijo Gabriela sonriendo. “Carla lo compró en el mercado de pulgas por unos pocos billetes. Luce bien, ¿verdad?”. Pero Oliver pudo ver que su hermana no estaba convencida, y eso lo hizo dudar.

¿Era el bolso realmente genuino? Era poco probable que Rita fuera engañada por una falsificación, pero si era real, ¿de dónde sacaba Carla el dinero para comprar algo así?

Esa noche, durante la cena, Oliver observó a su hija con atención. Para su angustia, tuvo la sensación de que ella estaba evitando mirarlo. ¿Qué estaba pasando con Carla?

Entonces habló con Gabriela y ella desestimó sus preocupaciones. “Ay Oliver”, exclamó. “¡Todas las chicas necesitan sus secretos! ¡Tenemos que darle espacio!”.

El padre no estaba convencido y comenzó a observar a Carla más de cerca. De repente, la adolescente anunció que había cambiado su vieja computadora portátil por la computadora de una amiga.

Pero el dispositivo que trajo a casa no parecía de segunda mano. Lucía extremadamente costosa y nueva de paquete.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Una vez más, Oliver se lo mencionó a Gabriela, y ella le prometió que hablaría con Carla. Pero eso fue antes de que Oliver se diera cuenta de que la niña tenía unas zapatillas deportivas costosas y que estaba usando un nuevo iPhone.

“Carla”, dijo Oliver esa noche. “Tu madre y yo queremos hablar contigo”.

La jovencita hizo un gesto de fastidio con la mano. “Lo siento, es viernes, y el hermano de Julia nos llevará al centro comercial. ¿Podemos hablar mañana?”. Antes de que sus padres pudieran reaccionar, Carla desapareció por la puerta.

“Voy a ir tras ella”, gritó Oliver y agarró las llaves del auto.

Julia y su hermano recogieron a Carla, pero la dejaron en la entrada del centro comercial y se fueron. Oliver sintió escalofríos. ¿Qué estaba haciendo Carla? ¿Con quién se estaba reuniendo?

El padre se mantuvo oculto y siguió a Carla hasta una cafetería. Entonces observó asombrado cómo su hija corría hacia un apuesto hombre mayor y lo abrazaba.

Los dos se sentaron y empezaron a hablar. Oliver vio que el hombre colocó un pequeño paquete sobre la mesa y Carla lo cogió con entusiasmo.

La chica sonreía y el hombre le tomaba la mano y le acariciaba la muñeca. Fue demasiado para Oliver.

En dos pasos, llegó a la mesa y agarró al hombre por las solapas. “Quita tus manos de mi hija, asqueroso pervertido”.

El hombre estaba jadeando y tratando de apartar a Oliver, y Carla gritaba: “¡No papi, detente, no es lo que piensas!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Oliver se giró hacia su hija. “¿Un hombre adulto te está dando regalos caros y tocándote y no es lo que creo?”. Miró la mano que el hombre había estado sosteniendo y vio un brazalete de tenis de diamantes brillando en la muñeca de Carla.

“¿Qué es eso, Carla?”, preguntó el padre. “Mamá y yo te hemos advertido sobre hombres como este…”.

Pero Carla negaba con la cabeza, tenía lágrimas en los ojos. “Ay papá”, susurró. “¡No quería que lo supieras!”.

“¿Saber qué?”, preguntó Oliver. “¡Sabes que te amo, no hay nada que no puedas decirme!”.

El hombre mayor dio un paso adelante. “Creo que lo que Carla quiere decir es que no quería hacerle daño”.

Oliver estaba desconcertado. “¿Hablaste sobre mí con esta persona?”, le preguntó a Carla enojado. “¿Qué está pasando?”.

“Papá, hace seis meses Julia y yo nos hicimos una prueba de ADN ancestral, solo por divertirnos, ¿sabes?”, dijo Carla. “Pero los resultados… decían que José era mi padre biológico, y tenía miedo de que mamá te hubiera engañado y tú no lo supieras. No podía preguntarle…”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Oliver negó con la cabeza lentamente. “Ay, cariño”, dijo gentilmente. “Por supuesto que lo sabía. Tu mamá y yo deseábamos un bebé, pero yo era infértil, así que fuimos a un banco de esperma”.

“No pensé que importara en absoluto, te convertiste en mi hija desde el momento en que te vi”.

José puso una mano sobre el hombro de Oliver. “Lo siento, pero cuando Carla se puso en contacto conmigo, ¡estaba encantado! Verás, hice algunas donaciones a un banco de esperma en la universidad, pero después me di cuenta de que era gay”.

“Estoy casado, pero mi pareja y yo no tenemos hijos. Tener una hija como Carla fue como recibir un regalo del cielo. No quiero robártela. Tienes el tesoro más grande del mundo. ¡Todo lo que quiero es que nos dejes compartir!”.

Esa noche, José, su pareja, Carla, y sus padres cenaron juntos y establecieron algunas reglas básicas de crianza compartida. Por ejemplo, evitar darle regalos demasiado caros a una adolescente…

Carla se encontraba en el centro de dos familias felices, y Oliver se dio cuenta de que su hija era mucho más sabia de lo que él creía.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No hagas juicios apresurados. El hombre mayor que Oliver pensó que estaba tratando de seducir a su pequeña hija era su padre biológico.
  • Los secretos siempre conducen a más secretos y a la posibilidad de malentendidos. Si Oliver y Gabriela le hubieran dicho a Carla que tenía un padre donante, ella no lo habría mantenido en secreto.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

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