8 chistes hilarantes sobre vecinos

¿Te has preguntado alguna vez si tus vecinos son de otro planeta? Estas historias desternillantes te convencerán. Prepárate para reír tan fuerte que quizá despiertes a todo el vecindario.

Sumérgete en estos 8 chistes que te harán reír a carcajadas y te harán rodar por el suelo antes de que puedas decir “comedia de oro”. Ahora, sin más preámbulos, pasemos al primer chiste.

Gente riendo | Fuente: Midjourney

Gente riendo | Fuente: Midjourney

1. El abogado astuto

Imagínate esto: Un tipo entra en el despacho de un abogado, más estresado que un gato en una habitación llena de mecedoras. Se deja caer en la silla y dice: “¡Vaya, tengo un problema! Mi vecino me debe 500 pavos y se niega a pagar”.

El abogado se echa hacia atrás, haciendo girar el bolígrafo como si estuviera haciendo una audición para un puesto de tambor mayor. “Bueno, amigo mío, ¿tienes alguna prueba de que te debe ese dinero?”.

Un abogado sentado en su despacho | Fuente:  Midjourney

Un abogado sentado en su despacho | Fuente: Midjourney

Nuestro estresado héroe se desinfla como un triste globo. “No, ni una”.

Ahora es cuando se pone bueno. Los ojos del abogado se iluminan como si acabara de ganar la lotería. “Muy bien, esto es lo que vas a hacer. Escríbele una carta reclamándole los 1.000 dólares que te debe”.

Las cejas del tipo se disparan tan rápido que casi vuelan de su cara. “Pero… ¡sólo son 500 dólares!”.

El abogado sonríe como el gato que se comió al canario. “¡Exacto! Eso es lo que te contestará, y ¡boom! Ya tienes tu prueba”.

Cuando nuestro hombre se marcha, prácticamente se le puede ver la bombilla encendida en su cabeza. ¿Quién iba a decir que los abogados podían ser tan astutos?

Un hombre boquiabierto | Fuente: Midjourney

Un hombre boquiabierto | Fuente: Midjourney

2. Los campistas del patio trasero

A continuación, tenemos a dos niños acampando en su patio trasero. Ya sabes, porque para qué molestarse en acampar de verdad si puedes fingir en tu propio jardín, ¿no?

Así que estos dos jóvenes aventureros están sentados, mirando las estrellas, cuando uno de ellos dice: “Oye, ¿qué hora crees que es?”.

Su amigo podría haberse encogido de hombros y decir: “No lo sé”. Pero no, este chico tiene la capacidad de resolución de problemas de un pequeño genio del mal. Sonríe y dice: “Haz mucho ruido”.

Dos niños sentados en la hierba y observando el cielo nocturno | Fuente: Midjourney

Dos niños sentados en la hierba y observando el cielo nocturno | Fuente: Midjourney

El primer niño le mira como si le hubiera sugerido que se comiera sus propios zapatos. Pero, como buen chico, se encoge de hombros y empieza a gritar a pleno pulmón.

De repente, se enciende una luz en la casa del vecino. Aparece una cara enfadada en la ventana y una voz brama: “¡Cállense! Son las 2 de la mañana”.

Cuando la luz se apaga y los chicos reprimen sus risitas, el segundo se vuelve hacia su amigo con una sonrisa de suficiencia. “¿Ves? Problema resuelto”.

¿Quién necesita un reloj cuando tienes vecinos gruñones?

Una señora mayor gruñona mirando por la ventana | Fuente: Midjourney

Una señora mayor gruñona mirando por la ventana | Fuente: Midjourney

3. El perro no tan amistoso

Muy bien, imagínate esta escena. Un tipo va caminando por la calle cuando ve a su vecino en el patio con un adorable perro peludo. ¿A quién no le gusta una buena sesión de caricias caninas?

Así que nuestro amigo amante de los perros grita: “¡Eh, amigo! ¿Te importa si acaricio a tu perro?”.

El vecino, radiante de orgullo, responde: “¡Ah, adelante! Es un encanto, no ha mordido a nadie en su vida”.

Un hombre con un perro | Fuente: Midjourney

Un hombre con un perro | Fuente: Midjourney

Animado, nuestro protagonista se agacha para acariciar al ángel peludo. Pero antes de que puedas decir “hola”, el perro le muestra los dientes y apunta a un objetivo más (¡ejem!) íntimo.

“¡Ay!”, grita, retrocediendo tan rápido como le permiten sus piernas. “Creía que habías dicho que tu perro era un encanto y no mordía”.

El vecino le mira, luego al perro, luego a él. Con un encogimiento de hombros que podría ganar el oro olímpico a la despreocupación, dice: “Sí, pero ése no es mi perro”.

¿Moraleja de la historia? Comprueba siempre de quién es el perro que estás acariciando. Y quizá inviertas en unos guantes de cota de malla.

Un perro persiguiendo a un hombre | Fuente: Midjourney

Un perro persiguiendo a un hombre | Fuente: Midjourney

4. El ladrón del Wi-Fi

Aquí tienes una tragedia moderna. Nuestro siguiente bromista empieza con un suspiro más profundo que la Fosa de las Marianas:

“Ayer se me cayó Internet. Creo que mi vecino tacaño se olvidó de pagar la factura. Qué irresponsable”.

Detengámonos un momento. ¿Te imaginas el horror? ¿La pura audacia? Aquí está nuestro pobre e inocente narrador, intentando ver la última temporada de “Guerreros ninja ardilla” o lo que sea, y de repente… nada. Nada. Nada.

Y todo porque el vecino, ese hombre descuidado y tacaño, no se molestó en pagar su factura. ¡Qué descaro! Es casi suficiente para que te den ganas de… no sé, pagar tu propio Internet o algo así. Pero no nos volvamos locos.

Un hombre furioso mirando por la ventana | Fuente: Midjourney

Un hombre furioso mirando por la ventana | Fuente: Midjourney

5. El perforador privado de sueño

A continuación, tenemos a un héroe privado de sueño que está harto del ruido. Se dirige a casa de su vecino, con la desesperación grabada en la cara como un mal tatuaje.

“¡Eh, vecino!”, grita. “¿Me prestas tu taladro eléctrico?”.

El vecino, con cara de perplejidad (y probablemente un poco preocupado), le pregunta: “¿Para qué lo necesitas?”.

Un hombre furioso en la puerta | Fuente: Midjourney

Un hombre furioso en la puerta | Fuente: Midjourney

Nuestro agotado protagonista, con bolsas bajo los ojos tan grandes como para hacer la maleta para unas vacaciones de una semana, responde: “Quiero dormir un poco”.

Ahora bien, si te estás rascando la cabeza preguntándote cómo un taladro eléctrico va a ayudar a alguien a dormir, ¡únete al club!

Pero oye, quizá esté planeando hacer entrar en razón a quienquiera que le esté desvelando. O quizá vaya a crear la máquina de ruido blanco más elaborada del mundo. En cualquier caso, ¡puntos para la creatividad!

Un hombre enfadado mirando a su lado | Fuente: Midjourney

Un hombre enfadado mirando a su lado | Fuente: Midjourney

6. El percance del malvavisco

Muy bien, amigos, abróchense los cinturones. Es una historia de malvaviscos, malentendidos y un momento muy inoportuno.

Nuestro héroe y sus amigos se lo están pasando en grande en el jardín. Hacen una hoguera, asan malvaviscos y la vida es buena. De repente, oyen sirenas. Como son unos vecinos curiosos y entrometidos, van corriendo a ver qué pasa.

He aquí que la casa del final de la calle está ardiendo. Llegan al lugar de los hechos y se encuentran a los pobres propietarios y a los bomberos corriendo de un lado para otro.

Hombres alrededor de una hoguera asando malvaviscos | Fuente: Midjourney

Hombres alrededor de una hoguera asando malvaviscos | Fuente: Midjourney

Nuestra pandilla de asadores de malvaviscos está allí de pie, intentando parecer debidamente preocupada, cuando la esposa los descubre. Si las miradas mataran, nuestro héroe y sus amigos estarían a dos metros bajo tierra.

¿Por qué? Pues imagínate esto: Ahí están, mirando boquiabiertos la desgracia ajena, con sus palitos de malvavisco en la mano, como si estuvieran disfrutando en primera fila del desastre del día.

¡Menudo paso en falso! Apuesto a que se lo pensarán dos veces antes de asomarse a la próxima crisis vecinal. O al menos dejarán los bocadillos en casa.

Bomberos apagando un incendio doméstico | Fuente: Midjourney

Bomberos apagando un incendio doméstico | Fuente: Midjourney

7. El esposo desaparecido

Muy bien, amigos, prepárense para esto. Es un caso clásico de “ten cuidado con lo que deseas”.

Una mujer va a la comisaría, acompañada de su vecina de al lado, para denunciar la desaparición de su esposo. El agente, haciendo sus diligencias, pide una descripción.

La esposa, con una mirada soñadora, empieza a contar: “Tiene 35 años, mide 1,90 m, ojos oscuros, pelo oscuro ondulado, complexión atlética, pesa 85 kg, habla suave y es maravilloso con los niños”.

Toma lateral de una mujer ansiosa | Fuente: Midjourney

Toma lateral de una mujer ansiosa | Fuente: Midjourney

La vecina, al escuchar esta descripción de cuento de hadas, parecía que acababa de morder un limón. No pudo contenerse más y soltó: “¡Espera! Tu marido mide 1,70, es regordete, calvo, tiene una boca más grande que el Gran Cañón y es más malo con tus hijos que una madrastra de dibujos animados!”.

La mujer, fría como una lechuga, se encoge de hombros y dice: “Sí, pero ¿quién quiere recuperar a ESE tipo?”.

Supongo que, a veces, un poco de “recuerdo” creativo puede hacer maravillas en tu vida amorosa… ¡o al menos en tu denuncia de persona desaparecida!

Una mujer enfadada encogiéndose de hombros | Fuente: Midjourney

Una mujer enfadada encogiéndose de hombros | Fuente: Midjourney

8. La confesión de la hija

Para nuestro gran final, ¡tenemos un drama familiar que hará que tu telenovela favorita parezca insulsa!

Brandy, más nerviosa que un gato de cola larga en una habitación llena de mecedoras, le pide a su madre, Lola, una charla seria. Lola, probablemente imaginando los peores escenarios posibles, que implican tatuajes, piercings o (¡horror!) abandonar la universidad, acepta.

Se sientan con un café, y Brandy empieza a inquietarse como si estuviera sentada sobre un cactus. “Mamá”, dice, “¿conoces a Chris, el vecino con el que estudio?”.

Una joven apoyada en una mesita | Fuente: Midjourney

Una joven apoyada en una mesita | Fuente: Midjourney

Lola asiente, probablemente pensando: “Oh, bien, sólo son problemas de chicos”.

Pero, ¡espera! ¡Hay más! Brandy continúa: “¿Y conoces a su padre, Donald?”.

Ahora Lola parece más preocupada que un pavo en noviembre. “Ajá…”.

Brandy respira hondo y suelta: “¡Creo que estoy enamorada de él!”.

Lola casi escupe el café. “¡No lo permitiré!”, grita.

Una mujer conmocionada sosteniendo una taza de café blanco | Fuente: Midjourney

Una mujer conmocionada sosteniendo una taza de café blanco | Fuente: Midjourney

“Mamá, no puedes decirme a quién amar”, responde Brandy.

“¡Él podría ser tu padre!”, exclama Lola, a punto de desmayarse.

Brandy, terca como una mula, replica: “¡Me da igual la diferencia de edad!”.

Lola suspira, dándose cuenta de que su hija no ha entendido nada. “Creo que no entiendes lo que quiero decir”.

Una mujer asustada sentada en el sofá | Fuente: AmoMama

Una mujer asustada sentada en el sofá | Fuente: AmoMama

¡Y ahí lo tienen, amigos! Un caso clásico de falta de comunicación generacional con un toque de posible escándalo familiar. Un día más en el vecindario, ¿verdad?

Recuerda, un día sin risas es como un día sin sol, salvo que no te puedes poner moreno de tanto reír. Así que guárdate estos chistes para cuando necesites reírte un rato, y no tengas miedo de compartirlos con tus vecinos. A lo mejor omitimos el del taladro prestado… ¡no queremos dar ideas a nadie!

Hasta la próxima, sigue riendo, sigue queriendo y, por favor ¡mira a qué perro acaricias!

Un grupo de personas riendo | Fuente: AmoMama

Un grupo de personas riendo | Fuente: AmoMama

¿Te han gustado estos chistes? Prepárate para más risas con estas 8 divertidísimas ocurrencias de niños que dejarán a los adultos con la boca abierta.

Esta obra está inspirada en hechos y personas reales, pero se ha ficcionalizado con fines creativos. Se han cambiado nombres, personajes y detalles para proteger la intimidad y mejorar la narración. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia y no es intención del autor.

El autor y el editor no garantizan la exactitud de los acontecimientos ni la representación de los personajes, y no se hacen responsables de ninguna interpretación errónea. Esta historia se proporciona “tal cual”, y las opiniones expresadas son las de los personajes y no reflejan los puntos de vista del autor ni del editor.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

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