Los niños se burlaban de una niña mal vestida con la que viajaban en el autobús escolar, y le decían que apestaba. Un día se sorprendieron al verla en la televisión, lo que cambió por completo la forma en que la veían.
Nina no era como los demás alumnos de primer grado. Era mucho más baja y frágil. Todos en su clase sabían que la pequeña solo tenía a su madre y que llevaban una vida pobre. Por desgracia, un día, las cosas empeoraron.
Nina tomaba el autobús escolar para volver a casa todos los días, ya que su mamá no la podía buscar. La chofer del bus, la Sra. Pérez, ya estaba acostumbrada a que la chica viajara sola todos los días.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay
Un día, Pérez se dio cuenta de que Nina parecía muy triste. Iba vestida con ropa vieja llena de agujeros y manchas.
“¡Buenos días, Nina! ¿Estás bien?”, le preguntó.
“Buenos días, señora Pérez. Sí, estoy bien”, dijo, subiendo al autobús. Se alegró de que alguien le hablara, ya que estaba acostumbrada a que todo el mundo la ignorara.
Cuando entró al autobús, ya había varios alumnos dentro. Una de ellas era Martha Ríos, una niña rica y mimada de segundo grado.
“¡Dios mío! ¡Miren ese espantapájaros!”, dijo señalando a Nina.
Nina bajó la mirada, avergonzada por la repentina atención que se le prestaba. Se sentó en su asiento de la última fila del autobús y lloró.
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“¿Dónde has encontrado esta ropa? ¿En la basura?”, preguntó Martha, acercándose al asiento de la chica para burlarse de ella.
“Apestas como una bolsa de basura”, le dijo. “¿Te bañas o te cepillas los dientes?”, expresó otro niño.
“No puedes hablar en serio. No puedes ir al colegio con ese aspecto y ese olor. ¡Vamos, vete a casa! Sal del autobús y vuelve a tu sucia casa”, expresó Martha, halándola por el brazo.
A Nina le dolió su comentario, pero no dijo nada. Lloró en silencio mientras los niños se metían con ella e intentaban echarla del autobús escolar.
“¡Ya está bien! Dejen de torturar a esta pobre chica”, dijo la chofer.
La señora Pérez lo oyó todo y decidió parar el autobús para defender a Nina. Se dirigió hacia la parte trasera del vehículo y le pidió a Nina que se sentara delante, justo detrás del asiento del conductor.
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Cuando llegaron a la escuela, la señora Pérez no podía dejar de pensar en el incidente y decidió averiguar por qué Nina acudía a la escuela con la ropa sucia.
Así que, después del trabajo, pasó por la casa de la chica. Se enteró de toda la verdad y se sorprendió de lo que vio allí. La hija de la señora Pérez trabajaba en una empresa de medios de comunicación. La llamó y le contó inmediatamente la historia de Nina.
A la semana siguiente, Nina se presentó en la parada del autobús con ropa harapienta. Martha y sus amigas se taparon la nariz y murmuraron entre ellas. La señora Pérez se alegró de que las chicas ya no le dijeran nada malo a Nina.
Un par de días después, hubo una reunión en la escuela para los profesores, los niños y sus padres. Nina y su madre no se presentaron. La señora Pérez entró en el aula y encendió la televisión en medio de la reunión.
Uno de los canales de televisión más vistos estaba emitiendo un reportaje sobre Nina. Lo había grabado la hija de la señora Pérez.
Cuando la chofer se enteró de la historia de esta chica, se dio cuenta de que todo el país podía aprender de ella. A pesar de ser una niña pequeña y frágil, tenía un carácter poderoso que inspiró a la conductora del autobús.
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Nina creció sin padre y aprendió el valor de la independencia. Su madre cayó enferma y el seguro decidió no cubrir el tratamiento. Así que, como la señora estaba postrada en la cama, ya no podía llevar a la chica a la escuela, cocinar o limpiar la casa.
Nina asumió la responsabilidad de cuidar de sí misma y de su madre mientras esta estaba enferma. Limpiaba la casa, sacaba la basura, cocinaba, lavaba la ropa y le daba medicamentos a su mamá.
Después de ver el programa, Martha y los demás compañeros de clase se dieron cuenta de por qué la ropa de Nina estaba siempre sucia: había asumido responsabilidades incluso antes de ir a la escuela.
“Sus hijos se burlan de Nina en el autobús todos los días. Niños, espero que el programa les haya enseñado lo importante que es ser amable con todas las personas que conocemos cada día. Todo el mundo está librando una batalla que no todos conocen, y lo mejor es ser amable sin importar la situación”, dijo la señora Pérez.
Desde aquel día, nadie volvió a burlarse de Nina. Los niños siempre la saludaban primero y la trataban con amabilidad ofreciéndole bocadillos y bebidas de camino a la escuela.
Martha y sus amigos también regalaron a Nina algunos de sus vestidos para que pudiera llevar ropa limpia al colegio todos los días. Sus padres también reunieron dinero para que la madre de Nina pudiera operarse.
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Poco después, la mujer pudo sanarse y empezar a trabajar. Al llegar a casa, madre e hija se sorprendieron al ver que el director del canal de televisión las esperaba con un cheque.
“Estos son donativos de los telespectadores conmovidos por su historia. Esperamos que lo utilice para asegurar el futuro de Nina y mejorar su situación económica”, dijo el hombre al entregar el cheque.
Con el dinero, Nina y su madre pudieron asegurar la matrícula universitaria de la chica. También se compraron una pequeña casa y vivieron cómodamente.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Un proverbio escocés decía: “No juzgues por las apariencias; un corazón rico puede estar bajo un abrigo pobre”. Los niños se apresuraron a juzgar a Nina por su aspecto, sin darse cuenta de que había estado luchando por cuidar de sí misma mientras su madre estaba enferma. Es importante no juzgar a los demás rápidamente, ya que nunca sabemos por lo que están pasando.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien.
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