Después de 50 años, el primer amor de una anciana aparece en su puerta – Historia del día

Unos años tras la muerte de su esposo, Laura decidió mudarse al antiguo apartamento de sus padres. Llevaba ahí un mes cuando su primer amor apareció en su puerta.

Un mes atrás, Laura, de 78 años, dio el paso y se mudó al antiguo apartamento de sus padres en Miami. Lo habían comprado cuando se habían jubilado hacía mucho tiempo y ella lo había heredado cuando murieron.

Ellos habían migrado a Estados Unidos en su juventud y habían logrado tener una vida con todas las comodidades. Incluso lograron comprar otra vivienda en Durham, Carolina del Norte.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

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Allí fue donde Laura vivió durante la mayor parte de su vida. Por su parte, su familia usaba el apartamento en Miami como lugar de vacaciones.

Pensó en mudarse cuando su esposo, Carlos, murió seis años atrás, pero simplemente no sucedió. Su hija, Melissa, acababa de dar a luz a su primer hijo y Laura no quería dejarlos. Pero el apartamento permaneció en el fondo de su mente.

Cuando Melissa anunció su segundo embarazo, su madre le hizo una oferta. No quería que se endeudaran buscando una casa más grande, por lo que la anciana les ofreció la casa de su familia.

Era lo suficientemente grande en caso de que expandieran su familia aún más y estaba ubicada en un excelente distrito escolar.

Melissa tenía un montón de buenos recuerdos de su infancia en el lugar, así que aceptó de inmediato. ¿Estás segura de que no quieres vivir con nosotros? Esta casa tiene espacio de sobra para todos”, sugirió su hija después de que Laura le explicara que se mudaría a Miami.

“Si cariño. Ustedes necesitan su espacio y yo el mío. Además, ese apartamento ha estado vacío durante mucho tiempo y es perfecto para personas mayores”.

“También extraño mucho la playa. Una playa cálida, quiero decir”, respondió Laura, asintiendo con la cabeza y palmeando el hombro de Melissa.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Mudar su vida fue difícil, pero amaba Miami. También estaba feliz de que Melissa y su familia ya no tuvieran que pagar alquiler o una hipoteca, pues su antigua casa estaba completamente pagada.

Laura se sentaba en los muebles de su balcón y disfrutaba del sol de la mañana cayendo sobre su piel todos los días.

Los médicos pueden decir que demasiada luz solar es dañina para tu piel, pero había algo en esa luz y el olor salado del mar que curaba tu alma. No podría haber estado más feliz con su decisión.

Un día, estaba preparando un sándwich con patatas fritas para almorzar cuando sonó el timbre de la puerta. Se quitó el delantal y fue a abrir, pensando que podría ser su vecina, la Sra. Calderón, con quien le encantaba hablar.

Los ojos de Laura se abrieron y se quedó boquiabierta cuando reconoció al hombre que estaba parado justo afuera de su puerta. Era Noel, su primer amor. Y si era honesta consigo misma, él era el amor de su vida.

A lo largo de los años, ella suspiraba al recordarlo, a pesar de que amaba profundamente a su esposo. Noel la había marcado para siempre.

Ambos tenían veintitantos años y la mayoría de las personas no lo creerían, pero su romance se sentía como de película. Era apasionado. La desventaja: Era muy volátil. Algunos lo llamarían tóxico. Pero Laura estaba enamorada.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Su otro problema era la naturaleza misteriosa de Noel. Ella no sabía prácticamente nada sobre su vida o su familia, pero no le importaba, incluso cuando a menudo él desaparecía durante días, semanas e incluso meses.

Eso era más difícil de aceptar. El esquivaba sus preguntas cada vez que Laura sacaba el tema, por lo que finalmente se detuvo.

Un día, Noel salió de su antiguo apartamento con una sonrisa en el rostro, y fue la última vez que lo vio. Esperó a que regresara y no tenía forma de contactarlo.

Después de un año de esperar, Laura decidió seguir adelante con su vida. Conoció a Carlos, se casó y Noel se convirtió en un recuerdo.

Pero ahí estaba. De pie en la puerta de su casa como si no hubiera pasado el tiempo. Muchas preguntas pasaron por su cabeza mientras lo miraba boquiabierta.

“¿Cómo me encontró en Miami? ¿Qué está haciendo él aquí? ¿Cree que todavía tenemos 20 años y que puede aparecer de la nada? ¿Qué es lo que quiere?”, pensaba la mujer mayor.

Finalmente, Noel rompió el silencio. “Hola, Laura. ¿Cómo estás?”.

“Han pasado más de 50 años, Noel. ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo me encontraste?”, preguntó enfadada. No podía creer que él tuviera el descaro de sonar tan despreocupado después de tanto tiempo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Quiero explicarte todo. ¿Me dejas entrar?”, le preguntó con una sonrisa que hizo que el corazón de Laura latiera muy rápido.

Su rostro tenía arrugas, manchas solares y no podía pararse tan erguido como antes. Pero todavía era… Noel.

“Está bien, pasa”, respondió finalmente Laura enfadada, cruzando los brazos y conduciéndolo a su apartamento.

“¿Cómo has estado todos estos años?”, preguntó después de sentarse.

“No tengo tiempo para charlar, Noel. Quiero respuestas. Respuestas reales esta vez. No he olvidado cómo me ignorabas en ese entonces y cambiabas de tema. O empiezas a hablar ahora o te vas”, espetó Laura, sentándose en una silla frente a él con los brazos todavía cruzados.

“Ok… esto no es fácil. Pero en ese entonces, mis padres no querían que saliera con nadie. Cuando cumplí 20, me dijeron que me habían arreglado un matrimonio con la hija de uno de sus amigos más ricos”.

“Pero yo no lo quería. Solo fingí. Me enamoré de ti. Pero sabía que lo desaprobarían”, reveló Noel con un gran suspiro.

La boca de Laura se abrió por segunda vez ese día y el hombre continuó su historia. “Siempre que desaparecía, estaba con ella. Karla. A ella le gustaba viajar. Era muy exigente. Pero siempre volvía a ti”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Hasta la última vez. Esperé un año, Noel. Te esperé”, dijo Laura con dolor en su voz. No podía creer que él hubiera tenido a alguien más. “Y estuviste engañándome todo el tiempo”.

“¡No! ¡Te juro que no! Lo que tuve con ella NO fue nada romántico. Ni siquiera tomaba su mano. Ella sabía que yo no quería el matrimonio arreglado desde el principio”.

“Pero Karla me forzaba a darle mi tiempo y mi atención. Si no obedecía, podría haberles contado a mis padres sobre ti, y habría sido malo para ti”, replicó Noel, frustrado.

Laura pensó en sus palabras. Ella no quería creerle, pero sonaba genuino. “Ok… entonces ¿por qué no regresaste en todo este tiempo?”,” preguntó en voz baja.

“Ese año fue agitado. Me estaba graduando. Mi padre me consiguió una pasantía importante y Karla comenzó a planificar nuestra boda. Todo fue muy complicado. No pude verte. Pero luego, ella murió en un accidente automovilístico y la situación se volvió aún más compleja”.

“Dejé pasar un tiempo. Ayudé a sus padres porque pensaban que yo era su prometido, y volví contigo tan pronto como pude”, finalizó, mirando hacia abajo como si no pudiera levantar la cabeza después de revelar todo.

“Vaya. Lo lamento. Quiero decir, no le desearía daño a nadie”, comentó Laura, pero recordó algo que dijo. “¿Qué quieres decir con que ‘volviste conmigo’? ¿Cuándo regresaste?”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Un día fui a tu casa y vi a otro hombre contigo. No sabía lo que significaba para ti, pero sabía que no podría aparecer y arruinarlo después de todo ese tiempo”.

“Fui a tu casa todos los días durante un mes, y él siempre estuvo ahí, así que dejé de ir. Escuché que ustedes dos se casaron en algún momento”, explicó Noel.

“Sí, ese era mi difunto esposo, Carlos”.

“Mis condolencias”.

“¿Y ahora qué?”, preguntó Laura, levantando las cejas.

“No sé. Esperaba explicarte todo, y tal vez podríamos comenzar una amistad”, sugirió el hombre mayor.

“¿Cómo me encontraste aquí?”.

“Me mudé aquí a los 30. He estado aquí desde entonces. Nunca tuve familia. Después de perderte, no podía enamorarme de nadie más. La muerte de Karla también me perseguía. Fue difícil. Pero hace unos 20 años, vi a tus padres caminando”.

“Descubrí dónde vivían y esperaba verte en algún momento. Cuando murieron, me di cuenta de que no vendías el apartamento, así que seguí esperando”, continuó Noel.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Laura no podía creer esas palabras. Él nunca se había casado ni había tenido hijos. Y había estado esperando que ella viniera aquí durante más de 20 años. “¿Quieres un sándwich, Noel?”, ofreció, cambiando el tema.

Muy pronto, el hombre comenzó a visitarla todos los días. Al principio, solo eran amigos. Charlaban de todo. Pero en algún momento, no pudieron negar más sus sentimientos.

No importaba cuánto tiempo hubiera pasado, su amor nunca cesó. Era como una vela que solo necesitaba volver a encenderse para arder brillante.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Tu primer amor puede cambiar tu vida. Tu primera experiencia romántica te enseñará mucho sobre la vida. Pero también puede dejarte con duros recuerdos que no podrás olvidar.
  • Los secretos pueden destruirlo todo. Noel no había revelado todo lo que le estaba pasando. Le estaba mintiendo a todos en su vida, y eventualmente terminó su relación con Laura.

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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien.

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