Después de que las circunstancias los obligaran a separarse, un hombre prometió esperar a la mujer que amaba en su café favorito. Esperó casi 20 años hasta que finalmente se volvieron a encontrar.
Rafael tenía alrededor de 50 años cuando conoció a Natalia, una mujer de 49 años que solicitó ser su empleada doméstica. Nada más conocerla, él se enamoró de ella y la cortejó.
Al principio, Natalia le tenía miedo a Rafael. Pensaba que su jefe simplemente le estaba gastando una broma. Siempre hablaba con ella mientras estaba trabajando y Natalia creyó que se trataba de una prueba para ver cuán fácilmente se distraía.
Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba Natalia con Rafael, más se sentía atraída por él. La conexión entre ellos la asustó, por lo que pensó en dejar su trabajo.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Aunque quería mantenerse alejada, en el fondo sabía que no quería irse; también sentía algo por Rafael. Sin embargo, sabía que no podían estar juntos. Él era rico y ella era una doncella pobre.
“Nunca podremos estar juntos. Sería la comidilla de la ciudad”, reflexionó. Sin embargo, su química era innegable y comenzaron a salir en secreto.
“Sé que tú también lo sientes, Natalia”, le dijo Rafael una noche mientras preparaba la mesa del comedor para que él comiera. Natalia lo miró con anhelo, con los ojos casi llenos de lágrimas.
“Sí, Rafael, sabes que sí. Pero también sabes que nunca podremos estar juntos, la gente no dejará de hablar de nosotros”, respondió ella.
“No me importa lo que digan los demás. Te amo y quiero estar contigo”, dijo Rafael, tomándola de la mano. Natalia contempló si aceptaría o no su propuesta de empezar a salir, pero de repente recordó a su hija.
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“Eres uno de los mejores empresarios de la zona. Una vez que se enteran de que sales con una viuda que tiene una hija, no dejarán de aparecer en los titulares sobre ti. Me gustas demasiado como para exponerte a ese tipo de vergüenza”, manifestó Natalia.
La pareja se sentó en silencio durante un par de segundos hasta que Natalia finalmente decidió seguir su corazón. “Me gustaría estar contigo”, le dijo. “Pero tal vez deberíamos mantener nuestra relación en secreto por ahora”.
Rafael aceptó su idea sin dudarlo. Todo lo que quería era estar con ella. Comenzaron a frecuentar un café, que se convirtió en uno de sus favoritos. Allí pasaban todas las tardes, comiendo y hablando de la vida.
Debido a esto, Natalia llegaba tarde a casa todos los días y su hija Mia comenzó a sospechar que estaba escondiendo algo. Poco después, se enteró por sus vecinos que su madre tenía un amante, ya que lo vieron dejarla en casa un par de veces.
“Un hombre en un auto de lujo la deja en casa. Ya no es joven para buscar un marido rico. ¿Qué está haciendo?”, comentaban los vecinos, tratando de avergonzar a Natalia ante su hija. Esto enfureció a Mia, porque pensó que su madre la estaba poniendo en ridículo.
“¿Por qué estás saliendo con tu jefe?”, Mia le preguntó a su madre esa noche una vez que llegó a casa. “¿Sabes que todo el vecindario habla de ti?”.
“Lo amo, Mia. Estoy enamorada”, admitió Natalia. Pero su hija no se lo creyó, y pensó que su madre quería conseguir el dinero del hombre.
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“Por favor, solo buscas su dinero. ¡Es vergonzoso!”, gritó Mía. “¡Si continúas con esta relación, te haré saber que nunca verás a tu nieta una vez que nazca!”.
Natalia lloró hasta quedarse dormida esa noche. Su hija daría a luz más adelante esa semana, y no podía soportar la idea de no ver crecer a su nieta.
Cuando el bebé nació, Natalia decidió dejar a Rafael, no sin antes encontrarse en su café favorito por última vez. Rafael también la invitó a reunirse, porque tenía algo importante que decir.
Pero cuando Natalia tomó el autobús para llegar al café, de repente se acobardó. Se dio cuenta de que tal vez no podría evitar ceder una vez que viera a Rafael, por lo que nunca llegó a la cita pautada.
Rafael estaba seguro de que Natalia era con quien quería pasar el resto de su vida. El amor estalló instantáneamente entre ellos, y cada día que pasaron juntos fue un paraíso para él.
Le pidió a Natalia que se reunieran con él en su café favorito porque planeaba proponerle matrimonio. Tenía curiosidad, ya que Natalia le dijo que ella también tenía algo que decir.
Rafael la esperó todo el día, pero Natalia nunca llegó. La buscó por todo el vecindario, pero nunca la encontró. Nunca volvió a verla. Había escuchado de sus vecinos que se habían ido de la ciudad sin informarles a dónde se mudarían.
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Decidido a encontrar a Natalia, Rafael alquiló vallas publicitarias por la ciudad y a lo largo de la autopista que decían: “Natalia, te esperaré en nuestro café favorito todos los días a las 7 p.m. Te amo para siempre, Rafael”.
Y todos los días, él la esperaba en ese café a las 7 p.m. Sin embargo, habían pasado casi veinte años y Rafael seguía esperando a su amada en la misma mesa.
Un día, una mujer se sentó frente a él. Levantó la vista y pensó que finalmente era Natalia, pero era la camarera. “Lo siento, señor. He notado que viene aquí todos los días como si estuviera esperando a alguien. Acabo de empezar a trabajar en el lugar y quería saber su historia”, dijo cortésmente.
Rafael sonrió. “Estoy esperando al amor de mi vida, Natalia”, respondió con calma, y el rostro de la camarera palideció en estado de shock.
“¿Natalia? ¡Ese es el nombre de mi abuela!”, exclamó.
Rafael estaba atónito. “¿Ella es tu abuela? ¿Mi Natalia? ¿Dónde está? ¿Cómo ha estado?”, preguntó con lágrimas en los ojos. “La he estado esperando durante casi veinte años”, indicó.
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“Mi abuela se mudó a otra ciudad con mi mamá después de que yo nací. La abuela se quedó con mamá hasta que murió hace dos años. Siempre hemos sido mi abuela y yo, pero actualmente estoy en la ciudad para ir a la universidad”, dijo la mesera, quien se presentó como Amanda.
“Mi abuela me contó tu historia. Nunca pensé que te encontraría aquí”, admitió.
“Una vez, cuando la abuela estaba enferma, me habló de ti y se arrepintió de lo que pasó. ‘¡Se suponía que debía amar y no tener miedo de los pensamientos de otras personas!’, ella me dijo. La abuela está mucho más sana ahora”, dijo Amanda.
La joven estaba decidida a hacer que Rafael y Natalia se volvieran a encontrar. Él no podía creer que se encontrara por casualidad con la nieta de Natalia. No pudo evitar que se le cayeran las lágrimas y le pidió a la joven que lo ayudara a reencontrarse con su abuela.
Amanda le prometió que llevaría a Natalia a la ciudad para que ella y Rafael pudieran volver a encontrarse.
Ese fin de semana, Amanda fue a casa a buscar a Natalia. Abordaron el autobús de regreso a la ciudad y Amanda llevó a su abuela hacia el café. “Alguien aquí ha esperado casi veinte años para volver a verte, abuela”, dijo Amanda, mirando hacia la mesa de Rafael.
“¿Rafael?”, lloró Natalia. “¡No puedo creer esto! ¿Eres realmente tú?”.
Rafael se puso de pie y caminó lentamente hacia Natalia. Era como si Amanda estuviera viendo una película romántica. Él la abrazó con fuerza y dejó que sus lágrimas fluyeran. “Pensé que nunca te volvería a ver”, le dijo.
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“Pensé que tendría que vivir con remordimientos por el resto de mi vida. Nunca debí dejarte”, le dijo Natalia a Rafael mientras seguían abrazándose. “Me alegro de que hayamos podido vernos de nuevo”.
Después de casi veinte años, Rafael y Natalia se reencontraron en el café que tanto significó para su relación. Amanda le dio a su abuela su bendición para salir con el adinerado hombre, algo que Natalia nunca recibió de su difunta hija Mia.
No era demasiado tarde para que Rafael y Natalia empezaran de nuevo, y era como si fueran dos adolescentes enamorados. Nunca más se separaron y pasaron el resto de sus vidas juntos.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Lo que otras personas digan sobre tu vida no debería importarte: Natalia era la comidilla de la ciudad debido a su relación con Rafael, y eso hizo que se alejara de una relación que significaba mucho para ella. Se dio cuenta de que nunca debió haber dejado que las personas dictaran la forma en que eligió vivir su vida, ya que de todos modos solo eran espectadores.
- El verdadero amor resiste la prueba del tiempo: Rafael se mantuvo fiel a Natalia a lo largo de los años y esperó pacientemente a que ella regresara.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien.
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